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Por M. J. Tabar
En la calle Real las tardes de febrero se disuelven en tazas de chocolate con churros. O se conjugan con el verbo comprar. En este “shopping center” de Arrecife, presentes como un monumento están siempre los ‘rendijeros’ y los ‘cabilditos’, reuniones de almas que opinan y fiscalizan a una ciudad en permanente estado de reconstrucción.
En la calle Real las tardes de febrero se disuelven en tazas de chocolate con churros. O se conjugan con el verbo comprar. En este “shopping center” de Arrecife, presentes como un monumento están siempre los ‘rendijeros’ y los ‘cabilditos’, reuniones de almas que opinan y fiscalizan a una ciudad en permanente estado de reconstrucción.
Leandro Perdomo dedicó en los años 60 del siglo pasado un relato a los rendijeros: mirones que acostumbraban a escabullirse entre las rendijas de las construcciones baratas de El Lomo o de La Vega, para sisar visiones de mujeres desnudas, dormidas, desprevenidas. Hoy las casas son más sólidas y no facilitan el trabajo al ‘voyeaur’, pero la ciudad está repleta de fisuras. Es habitual la estampa: gente apoyada en un muro, sentada en un banco, mirando un edificio, contemplando una valla, compartiendo hipótesis de apertura.
Hasta hace meses, se podía ojear el interior de la Casa de los Arroyo, sede del Servicio de Publicaciones del Cabildo, a través de una puerta entreabierta. Ahora ya se puede entrar a ver una exposición de diseño industrial en horario de mañana. Por el CIC El Almacén aparecen pegados de vez en cuando carteles que anuncian actividades en otros municipios o en otros espacios, y una estructura negra ciega la fachada del lugar, pendiente de rematar obra. Las vallas de la Casa de la Cultura han formado un paisaje industrial nuevo. Los cabilditos sentencian: “Esto va pa´trás”.
El Cabildo viejo es una referencia para los vecinos de la capital y una brújula para los viajeros. Su presencia indica que han llegado a algún tipo de casco histórico. Los azulejos de la fachada son de cerámica vidriada ocre y verde. Desde 1930 y hasta 1997 acogió a los trabajadores de la primera institución de la isla. A esta casa de oficinas, que es Bien de Interés Cultural desde 2002, se accede por una puerta de doble hoja, rematada con rejería. Flickr y Panoramio confirman que a los viajeros les gusta. Al menos su exterior. Su interior es una incógnita.
“Cada cuatro años, llegan nuevos equipos de gobierno que, por norma, critican la herencia recibida y la modifican”
En enero de 2008, el Cabildo anunció una intervención en el histórico edificio para convertirlo en la sede del Patronato de Turismo. El proyecto era del arquitecto Domingo Suárez. La idea era diseñar oficinas de atención al público “visibles y próximas a la zona neurálgica de la ciudad”. El nuevo equipo de gobierno que se formó en 2011 en el Cabildo modificó la idea: ahora será un “punto de información cultural” y alojará el archivo histórico de Memoria de Lanzarote.
Deshabitado desde hace cinco años, el Cabildo viejo está en su fase final. Las vallas se han retirado y han dejado a la vista un zócalo de granito diferente al original (fue cambiado varias veces). La remodelación se ha financiado con 300.000 euros, a través del Plan de Infraestructuras Turísticas. Un equipo de trabajo multidisciplinar, integrado por arquitectos, diseñadores e historiadores, está estudiando sus posibilidades de uso y contenido.
Otro equipo de personas relacionadas con el mundo de la cultura (técnicos de cultura, creadores, gestores culturales) está reflexionando sobre los posibles usos y modelo de gestión del futuro espacio cultural Agustín de la Hoz. Hay temores que coinciden: el mango de la sartén está en manos de los políticos y no de técnicos cualificados. La última decisión sobre el proyecto de ciudad la toman los gestores, que son circunstanciales. Cada cuatro años, llegan nuevos equipos de gobierno que, por norma, critican la herencia recibida y la modifican.
“‘¿Eso es de Manrique?’”, pregunta una señora catalana. El Islote de Fermina es una incógnita para los viajeros”
El Castillo de San Gabriel se mira pero no se visita. El Islote de Fermina, otra promesa eterna y ejemplo de mala gestión, se visita de forma furtiva para hacer graffitis y pescar. También se usa como trampolín en verano. Su puerta enrejada se descorre sólo en ocasiones puntuales: cuando una productora lo contempla como posible localización cinematográfica, por ejemplo. Para los demás sigue cerrado. “¿Eso es de Manrique?”, pregunta una señora catalana. El paisaje de cúpulas y estructuras blancas es una incógnita para los viajeros, que intentan interpretar el parque Islas Canarias, uno de los lugares con mayor índice de suciedad, basura y desperfecto de toda la ciudad.
La parte trasera de la Casa de la Cultura se apuntalaba en 2005. El edificio estuvo más tiempo habitado por los funcionarios municipales (era la sede del área de Cultura) que por sus potenciales usuarios. La excepción se llamaba Gerardo, un pianista que interpretaba el ‘As time goes by’ casi con el mismo sentido que Dooley Wilson en ‘Casablanca’, pero de ocho a dos. A veces también por la tarde, cuando se inauguraba una exposición.
Se emprende ahora la búsqueda de fondos para la sede de la Reserva de la Biosfera, que ahora es un solar. El alcalde de Arrecife propone realizar un acondicionamiento básico de la zona, con aseos públicos, por 50.000 euros. Arrecife espera y espera y espera. Espera por una restauración, tres obras, dos proyectos de adecuación museística y un atisbo de sentido para su Marina y su espacio público.
Comentarios
1 Flaneur Sáb, 15/02/2014 - 09:39
2 Flaneur Sáb, 15/02/2014 - 19:08
3 Educación Dom, 16/02/2014 - 13:07
4 Anónimo Dom, 16/02/2014 - 21:40
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