Es curioso eso de sostener que la isla esta saturada (que lo está) pero pedir que los beneficios de los Centros de Arte, Cultura y Turismo lleguen más a Tinajo y Haría porque ese “reparto equitativo repercutiría positivamente en los municipios de la isla que precisamente son los menos beneficiados por la ocupación turística”. Eso es lo que dice el anterior consejero de los CACT, del PSOE. Si atendemos a otros factores que no solo sean los de tener hoteles en su suelo municipal, a lo mejor se podría pensar que esos dos municipios, en el fondo, se benefician por la ausencia de ocupación turística.

Esta contradicción revela al menos dos cosas. La primera es que es tal la inercia de los últimos veinte años en que los CACT sean motivo de disputa política, que la oposición los utiliza hasta cuando está de acuerdo con las propuestas que se han tomado (la subida de tarifas). La segunda es que el paso del tiempo y el cambio de visión sobre el turismo obligan a replantearse ciertas cosas respecto a los propios Centros.

Después de la absurda polémica sobre la Cueva de los Verdes, ¿cuál es el resultado en el municipio de los ingresos que ha obtenido Haría por esa vía? A lo mejor hay que dejar de ver a los CACT como una mera caja registradora. Está bien subir la tarifas y obtener más ingresos con menos visitantes, pero debería ser solo un primer paso. El objetivo deseable sería fijar un número máximo de visitantes por día y centro, independientemente de lo que se pague, que garantice al mismo tiempo una visita satisfactoria y que se mantenga en buenas condiciones para todos tanto el centro que se visita como el entorno.

Ahora que se habla de nuevo de la ecotasa o de fijar un precio para visitar espacios naturales, el debate más relevante no es si se cobra o no se cobra, sino qué es lo que se quiere hacer con ese dinero. A lo mejor va siendo hora de que se sepa para qué sirve el dinero de los Centros, cambiar la perspectiva, llegar a un acuerdo y que tenga carácter finalista.