Miguel Páez

El paraíso amenazado

Es viernes por la mañana, mi sobrino me envía por wasap la portada de Lancelot; tiene como título “La Graciosa, un paraíso amenazado”. Le digo que por favor la coja, me gustaría conocer qué enfoque le han dado a la noticia. Cuando por fin la tengo, busco el reportaje y me encuentro con unas declaraciones del presidente de la Cámara de Comercio: “Como profesional del Turismo observo que este camino que está recorriendo La Graciosa está abocado a morir de éxito” ¿Morir de éxito? ¿Y eso qué significa? (Me vienen a la mente las estrellas del rock que después de alcanzar la fama se quedan por el camino).

Las palabras de José Torres retumban en mi cabeza, me dan que pensar.

¿Qué ha hecho que La Graciosa sea el destino preferido de tantas personas? ¿Por qué la consideran el paraíso? ¿Estos motivos aún existen o ya han desaparecido?

El negocio del turismo antes no era como ahora.

Al principio recalaban por aquí turistas extranjeros, algunos canarios, decían que atraídos por lo auténtico del lugar, por la naturaleza en bruto, el silencio, las calles de arena, la familiaridad, porque los niños podían jugar sin peligro. Unos pocos venían en verano cuando las vacaciones escolares, otros en invierno, aunque muchos menos.

Dicen que por necesidad, poco a poco va surgiendo una infraestructura turística, tres pensiones, el barquito que hacía los viajes o los restaurantes que daban de comer por encargo.

La Graciosa iba interesando cada vez más, se vendieron las casas de Pedro Barba, solares, viviendas en Caleta del Sebo y la gente de fuera comenzó a hacerse su casa. En esta época la isla empieza a tener mejores servicios educativos, sanitarios, comunicaciones, agua y luz, lo cual la hace un lugar más cómodo.

Era normal ver a la gente que venía de vacaciones pescando en la orilla o en algún barquito yendo a la playa, compartiendo conversaciones con la gente del pueblo, esperando para comprar el pan, disfrutando de las bondades de la isla.

Con el paso del tiempo aumenta el número de bares, surgen las primeras terrazas, el primer alquiler de bicicletas e incluso se llega a enseñar la isla en coche. En aquel entonces la pesca tenía todavía un gran protagonismo, pero en un abrir y cerrar de ojos todo cambió, se multiplicó el número de visitantes, aumentó la demanda, es la década de los noventa.

Comenzaron a construirse muchos, muchos apartamentos, aumentan las empresas vinculadas a la construcción, se fabrica un mejor muelle, se renuevan las embarcaciones para el traslado de personas, aumenta la frecuencia de los viajes, de dos al día se pasa a cuatro.

Comienzan a entrar coches en el pueblo, muchos coches, algo que era aislado ahora se convierte en algo normal, cada vez más turistas piden que se les lleve de excursión por la isla, surge la actividad del taxi y el safari.

Aumenta la oferta en la hostelería, de tres se pasa a once bares, de la comida por encargo se pasa al menú, el espacio público que normalmente era para jugar ahora se ocupa con terrazas, mesas y sombrillas, las fachadas se llenan de carteles. Igual pasa con el mercadillo, de una venta ambulante eventual se pasa a unos diez o quince puestos en la explanada. Viendo la oportunidad, también aumentan los negocios vinculados a la naturaleza, un centro de buceo, excursiones organizadas o más alquileres de bicicletas.

La Graciosa ya es conocida, forma parte del circuito de excursiones de Lanzarote, reportajes en televisión, en periódicos, en radio, en internet lo certifican, somos conocidos por todos lados como el paraíso, el boca a boca ha ayudado mucho.

Comienzan a sonar los teléfonos de casi todas las viviendas, unos y otros preguntan por apartamentos, quieren visitar la isla, pasar unos días en ese lugar idílico que les han recomendado.

La Graciosa está de moda.

Aquel lugar desconocido acoge ahora eventos deportivos como el Desafío Octava Isla o la Travesía a Nado, forma parte del circuito del Festival de Música de Canarias, se convierte en un destino de bodas, en plató natural de diversos spots publicitarios, es escogido para pasar el final de año e incluso para despedidas de solteros.

Si nuestra actividad principal era la pesca, ahora lo es el turismo, un negocio que a día de hoy está viviendo su mejor momento, empleando a casi el cien por cien de la población activa, un sector mucho más cómodo y que da mucho dinero de forma rápida.

¿Es este el éxito al que se refería José Torres?

Yo creo que sí, el tejido empresarial existente ahora mismo en La Graciosa es el sueño de cualquier emprendedor, la demanda supera en la mayoría de los casos a la propia oferta.

Pero entonces: ¿Qué problema hay? ¿Por qué La Graciosa tiene peligro de morir de éxito?

Tiene peligro de morir de éxito porque a medida que aumenta nuestra fama, el número de visitantes, de empresas y de ingresos, estamos descuidando los motivos principales que nos habían convertido en un hipotético paraíso.

Podemos negarlo, dar mil excusas, mirar para otro lado, huir hacia delante, pero la realidad es la que es, cada vez son más los turistas que manifiestan no encontrar aquello que venían buscando, como dice el título de la revista de septiembre, el paraíso está amenazado, y lo que es peor, muchos gracioseros ya no se sienten a gusto.

En estos treinta años la isla ha alcanzado un extraordinario desarrollo empresarial, disponemos de dos líneas de transporte marítimo de personas, otras dos de materiales por mar y tierra, más de una decena de taxis safaris, tres empresas de construcción, dos carpinterías, once restaurantes, dos supermercados (llegaron a haber cuatro), una carnicería, una frutería, una pescadería, una panadería, diez puestos de mercadillo, una ferretería, un souvenir, una farmacia, un pequeño museo, un banco, un centro de buceo, siete alquileres de bicicletas, una empresa de actividades acuáticas, tres pensiones, tropecientos apartamentos y una decena de embarcaciones que se dedican a la pesca.

En cuanto a servicios la isla está en su mejor momento, disponemos de un colegio con educación infantil, primaria y secundaria, tenemos un centro de salud con un médico y un enfermero de forma continuada, un centro de día, tenemos un servicio de emergencias con Emerlan, de seguridad con la policía local y la guardia civil, una iglesia y un salón parroquial que acoge la mayoría de las actividades comunitarias, un campo de fútbol sala, un campo de lucha y un parque infantil, un puerto que sirve de protección para las embarcaciones y con diversas prestaciones para la actividad pesquera, ha mejorado considerablemente el servicio de recogida de basuras y su tratamiento, el agua y la luz vienen desde Lanzarote, llegan la señal de televisión y móviles sin problema, tenemos un cementerio, un helipuerto y hasta una zona de acampada. Hay que decir que aun así se sigue trabajando en la mejora de las infraestructuras culturales, deportivas, de bienestar social y, ahora mismo, en la red de saneamiento.

Ha mejorado la presencia del Ayuntamiento de Teguise, del Cabildo de Lanzarote, del Gobierno de Canarias y de la Administración General del Estado, tanto con personal como con recursos materiales. Se ha creado el Consejo de Ciudadanía de La Graciosa, lo cual nos ha permitido, junto a instituciones y colectivos, analizar la situación de la isla y hacer propuestas de mejora. De este Consejo han surgido múltiples iniciativas que sin duda han contribuido a enriquecer nuestra calidad de vida.

Tenemos una historia, ciento treinta y seis años de población estable, desde el sordo hasta los corrales decenas de rincones que recogen la memoria de nuestra gente, de titanes que algunos de ellos aún siguen entre nosotros. Tenemos una juventud que viene pisando fuerte, con oportunidades para formarse, con horizontes mucho más amplios, porque vivir en La Graciosa ya no significa vivir aislados.

Vivimos en un entorno excepcional mire para donde se mire, el Risco de Famara, las islas que nos rodean, la tierra que pisamos, los fondos, la fauna, la vegetación, el clima, tanto es así que hemos sido declarados Parque Natural, Reserva Marina, Geoparque y no sé cuántas cosas más.

Es decir, lo tenemos casi todo, casi todo para seguir viviendo en el paraíso y del paraíso.

¿Por qué entonces lo ponemos en peligro?

Resolver este enigma es un reto comunitario y aunque históricamente nos han dicho que no somos capaces de permanecer unidos hay muchos ejemplos que nos demuestran todo lo contrario.

* Foto de Manuel Victoriano Hernández Curbelo.

Comentarios

¿Culpables? ¿No hay?
Todos los que por acción u omisión estamos acabando con los valores que nos hicieron ser el hipotético paraiso.
Esta claro que el atractivo turistico de la isla es precisamente su entorno natural, hay que tratar de acompasar el desarrollo turistico con la preservacion natural y el mantenimiento de las señas de identidad de La Graciosa y sus gentes. Para mi, el reto es conjugar desarrollo turistico con reparto de riqueza entre todxs sus habitantes y conservación natural y cultural.
Miguel, pasé estancias anuales en la Graciosa, en los años setenta y ochenta, siempre en tienda de campaña, cuando los críos del pueblo nos llevaban el pan a cambio de unas pesetas. Cuando tenías que comunicar que llegabas para que amasaran más pan. Cuando había un jeep, como único vehículo motorizado. Fueron unas estancias inolvidables. Es posible que esas pesetas abrieran la espita de lo que luego fue el afán de obtener mayores beneficios de quienes llegaban a la búsqueda del paraíso. Hace años dejé de ir, cuando todo comenzó a irse de las manos (no sé de quién), y llegaron los proyectos absurdos, los apartamentos tipo Pto. del Carmen, y otros entraron en una vorágine de compra del paraíso porque los gracioseros vendieron los derechos del mismo. La pérdida de valores es alarmante, los propios de la población, y los asociados a la tímida arquitectura popular. El asunto no es fácil, porque las cabezas carecen ahora de la pureza y la inocencia de aquellos gracioseros, que, legítimamente, aspiraban a la riqueza. Echo de menos que fueran bien tutelados en ese proceso, que fueran asesorados para racionalizar el pequeño espacio con que contaban. Ahora no es fácil, porque el aspecto ya no es el mismo, y que se encontraba en las casas ya desaparecidas y en ese caótico trazado de Caleta del Sebo. Hay aspectos retomables, que tienen que ver con dotar de cierto carácter esas calles, aceras y fachadas. Pero la capacidad de carga no va a permitir la calidad de vida que se echa de menos. En Lanzarote vivimos ese mismo proceso y todos quisimos ser ricos. Manrique pudo tutelarlo aquí y no se lo permitieron, y el paraíso que pudo ser no es. La Graciosa es la repetición de ese mismo esquema. He tenido la oportunidad de opinar dentro de las administraciones sobre el cómo seguir desarrollando la Graciosa. Siempre encontré un muro que no me permitió seguir adelante, y ponle el nombre de tantos cargos públicos personajes y personas conocidas con importantes intereses en la isla. Mi solidaridad para ti y para la gente como tú. Una broma a medias: no soporto los miles de cucarachas que han hecho suyo Caleta del Sebo. Es una de las impresiones y pesadillas de mis últimas estancias por ahí.
Que La Graciosa sea un paraíso dependerá exclusivamente de respetar LA LEY, no pensar tanto en el DINERO que el ALCALDE DE TEGUISE tenga VOLUNTAD POLITICA y no esté pensando en su PUESTO y los VOTOS.
¿Tu eras el de la jaima blanca?
Pero la isla ha olvidado a los minusválidos . Antes los podías llevar a todas las playas en coche . Ahora salvo Pedro barba ya no pueden visitar ninguna , ya q los accesos están cerrados . Una solución parcial sería poner caminos de madera para poder deslizar una silla de ruedas , incluso si no hay dinero para ello , poner pales q están amontonados en el muelle . Creo q ellos se lo merecen
Yo estoy enamorado de La Graciosa pero fui la primera vez y habiá ya algunos coches yo creo que muchos innecesarios pero el año pasado me puse de los nervios parece Las Palmas en cantidad de coches . Me parece increible que particulares hayan conseguido entrar coches en la isla en esa cantidad. Que saquen los coches que han entrado bajo mesa y funcionen solo los extrictamente necesarios , y de estos ultimos solo funcionen despues de las 8 de la mañana hasta las 21 horas . La isla es para vivirla no para destruirla
El principal problema de este "paraíso" es que se hace caso omiso a los que viven todo el año aquí y todas las ideas foráneas son mejores. El 90% está dispuesto para los que vienen unos días. Y para culminar la faena nos tratan como si fuéramos g... Pero esto ya lo saben no es nada nuevo.
Triste! ¡¡¡MUY TRISTE!!! Estuve en La Graciosa hace varios años y hace dos años que volí, fué deprimente. Solo los Gracioserosy no los políticuchos podrán hacer que la isla no deje de ser un paraíso en lugar de otro asqueroso entramado para obtener beneficios tantos y tantos mangantes. Perdon si me excedo, pero aún no siendo de La Graciosa, mi amor por ella es inmenso. Besos para los gracioseros buenos, honrrados y dignos.
Si los Saudís y en algunas partes de Africa totalmente secas han sido capaces de convertirlos en paraísos verdes utilizando la tecnología respetuosa con el medio ambiente, eso tiene que ser posible también en la Graciosa y como es pequeña ni siquiera habría que invertir mucho, se necesitan sobre todo productos solares, huertas biológicas modernas con riego automático por goteo, ahora con un nuevo sistema que ni siquiera necesita tierra, solo luz y un poco de agua, renunciar a coches y a todo lo que contamina o hace ruido, controlar minuciosamente quien entra en la isla y sobre todo quén se queda ahí para evitar que se metan delincuentes en la isla,. El tema de los residuos también es muy importante, renuncien al plástico y los químicos. No limitarse a copiar lo que hacen en las otras islas, buscar alternativas diferentes y limpias para que el paraíso les dure mucho tiempo.

Añadir nuevo comentario