Francisco Fabelo

Adiós a un grande

El pasado martes, día de Los Remedios, los ganaderos  de Canarias despertaron  huérfanos ante la triste desaparición de uno de sus representantes más emblemáticos, Tito González Medina.   Presidente de la asociación insular de queserías artesanales (AQUAL)  y vicepresidente de la asociación nacional de pequeños queseros "Quered", Tito González  era sobre todo un gran padre para sus hijas y un gran  compañero para todos los que pudimos conocerle.

Es difícil expresar con palabras el sentimiento de pérdida y vacío que supone, en primer lugar para su familia, pero también para toda la familia de ganaderos y queseros canarios.

Luchador incansable,  y apasionado  por la canariedad, Tito  además  de defensor a ultranza del sector al que representaba, era para todos nosotros un referente y también  un modelo a seguir para  aquellos que creemos que es posible vivir de manera digna cuidando ganado y elaborando quesos.

En el modelo empresarial de su ganadería se daban muchísimas de las circunstancias ejemplares que hoy buscamos: supo alternar la tradición con modernidad,  juventud, emprendiduría, innovación, relevo generacional, etc, además de integrar al turismo en la cadena de valor de su producción.

A pesar de que fue de niño   cuando estableció contacto con el mundo ganadero haciendo quesos junto a sus abuelos, quienes le inculcaron su amor por la ganadería en los Morros de Berrugo y Papagayo, antes de  ser ganadero tuvo otras ocupaciones. Trabajó   durante muchos años   como encargado de mantenimiento, primero, en los centros Turísticos del Cabildo y Montañas del Fuego, y, posteriormente en el sector de la hostelería en Playa Blanca.

Hace ya unos años cuando con motivo de la crisis fue finiquitado por su empresa, decidió invertir  esos pocos recursos económicos  en crear un nuevo negocio y hacerlo en lo que él más deseaba,:   tener su propia ganadería y en ella poder dar empleo a su familia  y a las de sus tres hijas,  Leticia, Carolina y Virginia,  quienes compartieron  con él las tareas de ordeño y elaboración de quesos además de ayudarles con el complicado papeleo de la explotación.   No le fue fácil pero con esfuerzo y tesón logró con creces sus objetivos y se sentía muy orgulloso de ello;  sin embargo  la noche del lunes decidió dar por  concluida su misión.

Evidentemente  ha dejado muy alto el listón  a sus sucesores y continuar el trabajo comenzado no será fácil, aunque sin duda  pondremos  todo el empeño en intentarlo  pues Tito fue un grande en el sector.

Aún  con la consternación en nuestros corazones, en nombre de todos los que tuvimos la suerte de bregar junto a ti, te mandamos  un último adiós y estamos seguros que a partir de ahora en el cielo estarán contentos de disfrutar no sólo de tu humor sino también de tus ricos quesos.

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