CULTURA

Los espacios sonoros de Ildefonso Aguilar

José María de Páiz finaliza su ciclo de documentales sobre músicos isleños con la figura de Ildefonso Aguilar, pionero del rock en la Isla, pero sobre todo precursor de un “discurso iniciador de la música electrónica”

Ildefonso Aguilar y José María de Páiz.
Saúl García 0 COMENTARIOS 08/11/2020 - 08:33

Con el documental Ildefonso Aguilar, Paisajes audibles, José María de Páiz cierra un ciclo. El que abrió hace cinco años con su primer trabajo audiovisual centrado en un rockero, Pistol, al que siguieron, año tras año, los dedicados a Catana, Suárez DC y Zurda. Cinco músicos de cinco islas.

Dice De Páiz que esos trabajos nacieron con la idea de difundir la obra de estos músicos y que vieron la luz con el convencimiento de que iban a ser minoritarios. A De Páiz, que en esta ocasión cuenta con la producción de Los 80 pasan factura, le interesa que el protagonista cuente su propia historia y también le interesa ver cómo la música repercute o condiciona la vida de estos músicos, “la importancia que tiene para ellos”. “Yo también me enriquezco personal y culturalmente al ver lo que piensan y cómo trabajan”, señala.

El ciclo, el último de estos documentales, no lo cierra un rockero. “Tenía que terminar con un músico de Lanzarote y se sale un poco del rock porque aquí los conocía a todos y no sabía por cuál decantarme”.

Dice que este documental sobre Aguilar le sirve, en cierta forma, para enterrar el ciclo de rock, aunque también le considera el precursor del rock and roll en Lanzarote. Así aparece Aguilar con su banda, Los Merry Boys, probablemente el primer grupo de rock de Lanzarote, que después dio paso a Los Rebeldes, que actuaron en la antigua Sociedad Democracia en la Calle Real y después en Gran Canaria siguiendo los pasos musicales de The Beatles.

Es más conocida la faceta como pintor de Ildefonso Aguilar, que es miembro de la Real Academia canaria de Bellas Artes y Medalla de oro de Canarias. El Aguilar pintor y el Aguilar músico son la misma persona, pero en este trabajo habla de su música, que le atrapó desde la infancia, desde que escuchaba en casa a su padre tocar el violín.

A finales de los años sesenta, de forma paralela al gusto por el incipiente rock, Aguilar ya empieza a escuchar música de vanguardia “el auténtico territorio en el que se mueve”, y así, primero se familiariza con la obra de Berrnaola o Cristóbal Halffter y después con el rock alemán de Tangerine Dream o Kraftwerk hasta llegar al padre del ambient, Brian Eno, y su Música para aeropuertos.

Aguilar comienza su propia búsqueda del sonido y su fusión con la imagen porque considera que su música   es para ser oída y para ser vista. Dice en el documental que le fascina “descubrir nuevos sonidos” y comienza a registrar esos sonidos de la naturaleza: el viento, probablemente el sonido más característico de la Isla, “lo que define de manera más rotunda el sonido de Lanzarote”, pero también el mar, de donde nacen sus primeras grabaciones. Igualmente, a finales de los años sesenta, comienza a realizar sus primeros audiovisuales, con Lanzarote como protagonista.

Poco después empieza a trabajar en el Cabildo, como el primer integrante de un hasta entonces inexistente departamento de Cultura y donde se incorpora al equipo que va dando forma a los Centros de Arte, Cultura y Turismo. En ese equipo le toca la tarea de buscar el espacio sonoro de esos lugares. Su primera intervención es en la Cueva de los Verdes, pero siguió después con los Jameos o Timanfaya. Dice Aguilar que siempre había pensado que “Lanzarote tiene una especial sonoridad”.

“Lanzarote tiene su sonido y tiene su música, he llegado a esta conclusión, y esa es la consecuencia que nos llevó a crear ese festival”, apunta. Se refiere, claro está, al Festival de Música Visual, que creó junto a Brian Eno y comenzó a ofrecer propuestas musicales que sintonizaban con la estética del paisaje de Lanzarote.

En el documental aparecen imágenes de esos conciertos y Aguilar recorre alguno de esos escenarios, como el Volcán del Cuervo. También recorre la Ruta de los volcanes de Timanfaya, que le sigue emocionando más de cuarenta años después de recorrerla por primera vez y de pensar ese espacio sonoro que acompaña la visita. En el documental se narra el proceso de Erosión, el disco que grabó Ildefonso Aguilar en Frankfurt aprovechando una larga estancia por una exposición.

Se grabó como una improvisación, primero con una duración de 45 minutos aunque la pieza entera tiene ochenta. En España lo difundió por radio Cruz Gorostegui y el disco, un trabajo de vanguardia, tardó varios años en editarse y supone un “discurso iniciador de la música electrónica”. Representa “el proceso de formación de Lanzarote”, una metamorfosis de la Isla volcada a través de los sonidos.

El documental está dirigido por José María de Páiz y producido por Los 80 pasan factura, que es una editorial, productora y discográfica impulsada por Yotti Delgado y dedicada a recuperar la memoria de artistas canarios. La edición corre a cargo, como en los anteriores trabajos, de Luis Guadalupe y el sonido de Echedey Alemán. El documental se estrenó en El Almacén y su siguiente parada será en Las Palmas de Gran Canaria, en el festival Monopol Music.

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