REPORTAJE

La historia enterrada

Retrato de un grupo de presos canarios en la prisión flotante de Porto Pi (Santa Cruz de Tenerife). Foto: Colección Irene Duarte Castañeda. Archivo de Fotografía Histórica de Canarias. FEDAC / Cabildo de Gran Canaria.
M.J. Tabar 15 COMENTARIOS 21/01/2017 - 09:29

En octubre se cumplieron 80 años del asesinato del periodista lanzaroteño Manuel Fernández, presidente de la primera Sociedad Obrera de Arrecife. Acusado de menosprecio a la patria, fue apaleado hasta la muerte en el campo de concentración de La Isleta. Como él, 1.200 canarios murieron o desaparecieron durante el golpe militar contra la II República.

Manuel Fernández nació en 1881 en Arrecife y perteneció a la reducida élite empresarial y política que editó los primeros medios de comunicación en Lanzarote. No había cumplido 18 años y ya firmaba como director del Cronista de Arrecife.

En 1902 constituyó la Sociedad Obrera de Arrecife y durante apenas siete meses dirigió el periódico de aquel incipiente movimiento sindical. Se llamaba El Proletario y tuvo que cerrar, incapaz de pagar las numerosas multas que despachaba la autoridad municipal.

M.H (así firmaba alguna de sus columnas) era anticlerical, antimonárquico y contrario a los caciques. Estaba a favor de la emancipación femenina, trabajó para conseguir la alfabetización gratuita para los obreros e hizo campaña contra los juegos de azar y las apuestas, porque creía que contribuían al endeudamiento y la corrupción de las clases populares. Insistía en la necesidad de escolarizar a los niños y consideraba el trabajo “fundamental para el desarrollo del ser humano”.

“Quería conseguir que la gente entendiese la tragedia que se vivía en Lanzarote”, explica Jaime Balaguer, familiar de Manuel. “Un pedazo olvidado de España”, un sitio desatendido por las autoridades, habitado por gente que en algunos casos moría de sed. Así describía su tierra. Agustín de la Hoz le definió como “el eterno pesimista”.

Manuel Fernández también era un asiduo colaborador del semanario satírico El Motín. Cuando el director de esta publicación madrileña, José Nakens, fue detenido por cobijar al anarquista Mateo Morral tras intentar matar a Alfonso XIII con un ramo-bomba, el redactor conejero hizo campaña por su libertad.

En 1936, ya con un papel mucho menos relevante en la sociedad lanzaroteña, fue detenido en Arrecife por llevar unas cuartillas “que censuraban al general Sanjurjo”. Fue trasladado a Las Palmas, ingresó en el campo de La Isleta y falleció a consecuencia de la “brutal” paliza que le propinaron tres cabos de vara.

“Un campo de exterminio improvisado”

El historiador Sergio Millares cita los testimonios de dos testigos directos del asesinato: Antonio Junco Toral, diputado socialista por Las Palmas (también preso en los campos de Gando y de La Isleta) y Francisco García, primer presidente socialista del Cabildo de Gran Canaria. Ambos recuerdan a Manuel como un hombre grueso, de baja estatura, que llegó a prisión muy amedrentado. Tenía 54 años. Lo golpearon “con saña” y le hicieron ingerir un líquido negro. “Lo llamaron para ponerle firme en la alambrada y que le hiciera efecto la purga”, lee Millares. Murió torturado. Cuando su familia se enteró, pidió información a las autoridades y éstas enviaron un telegrama con la causa oficial de la muerte: síncope cardíaco.


Retrato de Manuel Fernández. Foto: Colección de Antonio Montelongo.

El de La Isleta "fue un campo de horror, tortura y exterminio improvisado", dice el historiador Sergio Millares

“El campo de La Isleta fue un campo de horror, de tortura, de exterminio improvisado”, define Millares. Las palizas y la brutalidad eran prácticas habituales, más si cabe en el clima político de aquel otoño de 1936. Los sublevados franquistas estaban a punto de conquistar Madrid y se desencadenó una oleada de crímenes: era tiempo de “hacer méritos matando rojos”.

El historiador Juan Medina Sanabria cifra en 1.200 las personas asesinadas o desaparecidas en Canarias por manifestarse en contra del golpe militar o por simpatizar con partidos de la izquierda política. Más de 20.000 habrían pasado por cárceles o campos de concentración entre 1936 y 1950.

Los 176 sospechosos de Lanzarote

Poco antes de las navidades de 1936, el régimen franquista solicitó un listado de lanzaroteños contrarios al movimiento nacional. Las autoridades prepararon un acta con los nombres de 176 vecinos que, según sus informaciones, defendían ideas contrarias a los alzados. Todos pasaron por los campos de concentración de Gran Canaria, dice Medina Sanabria. Según la correspondencia oficial de la Delegación del Gobierno en Lanzarote, conservada en el Archivo de Arrecife, en Lanzarote fueron detenidas 73 personas.

Poco antes de las navidades de 1936, la dictadura franquista solicitó un listado de lanzaroteños contrarios al movimiento nacional. El acta incluyó a 176 vecinos

El jornalero Domingo Abreu, natural de Arrecife, fue detenido dos veces. La segunda, en 1937, “por no incorporarse a filas”. Tras salir de prisión fue dado por desaparecido. Fue arrojado a los pozos de Arucas. Francisco Martín, también jornalero, nació en Yaiza pero residía en Guanarteme. Desapareció después de una “detención gubernativa”. El arrecifeno Lázaro Fuentes era maquinista naval y tenía 50 años cuando desapareció en La Isleta. Sus delitos: ser anarquista, miembro de la CNT y masón. José Juan González, de Tías, era jornalero y además directivo del PSOE. Tenía 35 años cuando desapareció. Cipriano de León, también lanzaroteño pero residente en Las Palmas, trabajaba de camarero cuando su esposa denunció su desaparición en julio de 1937. Fue arrojado al mar cuatro días después. De Santiago Pena se sabe que era funcionario, afiliado al PSOE y nacido en Arrecife. También desapareció.

Diecinueve vecinos de Haría fueron detenidos y trasladados al campo de concentración de La Isleta. ¿Razones? Tenencia ilícita de armas, pertenencia a sindicato agrícola, relación con el Frente Popular y exhibición de insignias contrarias al régimen (como la corbata roja con la hoz y el martillo por la que detuvieron a Zenón Pérez en Haría). También era motivo de arresto tener libros contrarios al franquismo, ser socio de la Casa del Pueblo o hacer “manifestaciones tendenciosas” (exclamar “¿para qué tanta cebolla?” cuando se retiraba una partida de cebollas para el Ejército).

El arrecifeño Luis Fajardo Ferrer, alcalde de Las Palmas, fue condenado a 12 años y un día de prisión. Juan Doreste, natural de Guatiza, maestro y alcalde de Arucas por el Frente Popular, fue destituido por la fuerza después del alzamiento militar, encarcelado y condenado a muerte. Le conmutaron la pena por 30 años de cárcel. Antonio González, del municipio de Teguise, pasó ocho meses en el campo de concentración acusado de desobediencia grave. Al arrecifeño Guillermo Ortega se le procesó por rebelión, igual que a Ramón Robayna. Mamerto Rodríguez, de Tías, ingresó en el campo de concentración de La Isleta “por apedrear a unos falangistas” y a Laura Reyes la detuvieron por tratar de “demonios” a los miembros del Movimiento Nacional.


El historiador Sergio Millares (segundo por la izqda.), en la conferencia sobre la vida y la muerte de Manuel Fernández, organizada por Somos. Foto: Felipe de la Cruz.

Maestros depurados y marineros huidos

Después del 18 de julio, se colgaron crucifijos en las aulas y se impuso una pedagogía autoritaria en las escuelas. Se empezaron a controlar todos los órdenes de la vida ciudadana con registros constantes. “La represión ejercida en Lanzarote fue severa”, dicen José Alcaraz, Luis Alberto Anaya, Sergio Millares y Alexis Orihuela, autores de La represión política en Lanzarote y Fuerteventura durante la Guerra Civil.

La cuarta parte de los maestros que ejercían en la isla fueron depurados, lo que significó pérdidas de empleo y traslados forzosos. La maestra de Tahíche Josefa León fue denunciada por haber participado en una excursión a las salinas del Janubio donde se cantó el himno de Riego y el Libertario, pero los padres de sus alumnos solicitaron su readmisión.

Carmen Toledo fue suspendida de empleo y sueldo por pertenecer a la UGT. Manuel Páez, presidente de la Casa del Pueblo de Haría, fue destituido “por inculcar el marxismo en la escuela”; huyó a Francia, fue detenido y trasladado al campo de concentración de Costa Sur (Tenerife). Las últimas noticias que la dictadura tuvo de él fue que había sido liberado y se encontraba en un campo de refugiados francés.

El marinero Antonio Torres, de Arrecife, desertó del vapor Lolita en Port-Etienne. Fue detenido al acabar la guerra y trasladado a Las Palmas para ser juzgado por deserción. Lo mismo le ocurrió a Nicolás Tavío, de Yaiza, que fue detenido en zona republicana y procesado. Pedro Noda, también de Arrecife, falleció en el campo de exterminio de Mauthausen donde había sido internado por los nazis. Igual suerte corrió Cedrés Arrocha que murió en el mismo campo, en noviembre de 1941.

Comentarios

¿ Si Manolo Fernández nació en Teguise como lo nombraron hijo predilecto de Arrecife ?. Que poca información han tenido quienes realizaron el dossier para ese nombramiento. Entre ellos su sobrino- nieto que fue el propulsor con el apoyo del [...]
Esto esta muy bien pero también deberían escribir de las barbaries que cometió el otro bando. Todos muy dictatoriales me da la sensación.
MANUEL FERNANDEZ, NACIO EN ARRECIFE DE LANZAROTE. EL AYUNTAMIENTO DE ARRECIFE TIENE SU PARTIDA DE NACIMIENTO Y LA DE BAUTISMO EN LA PARROQUIA DE SAN GINES DE ARRECIFE, LUGAR VUELVO A REPETIR DONDE NACIO.
Tabar te quedas muy corta sobre las cifras del genocidio franquista en Canarias. Fueron más de 5.000 las personas asesinadas en estas islas. Citas a Sergio Millares, precisamente el concejal que bloquea la exhumacion de Manuel Fernández de la fosa común del cementerio de Las Palmas. Menos manipulación por favor que los canarios hemos sufrido el terror del fascismo. Esto no es un juego.
Gracias a Somos por abrir vereda entra tanta oscuridad intencionada.
Como quieren que no se entierre la memoria si todos los vividores de la política de Lanzarote han pasado por la oje y la sección femenina, son todos falangistas y que podemos esperar de estos personajes. Los socialistas que viven de la política no fueron a una ponencia del Sr. Millares sobre Juan Negrin... sin comentarios...
Que gente más ignorante la que dice por que no ponen la barbaridades que hizo el otro bando primero el otro bando se defendía segundo eso es como decir las barbaridades que cometieron los nazis y que alguien diga si todo eso está bien pero por que no dices las que cometió el otro bando jejeje nadie nunca diría eso pregunta jeje normal por que es una pregunta estupudia jeje
Lo de la sima de Jinámar fue màs terrible aún. El obispo Pildain, indignado por las sacas y paseos que hacían los falangistas, se cruzó delante de unos coches que llevaban presos , gritando :" Basta,basta,!, ! por Dios!", para impedir que se los llevaran a Jinámar o al penal de Gando.
según tarajano el poeta: DE ARRECIFE VINO Y NO VOLVIO SE LLAMABA MANUEL FERNANDEZ HERMANO DE AQUILINO EL BUEN ALCALDE. DE ARRECIFE VINO YRAMA TIMANFAYA NO VOLVIO EN LAS CHABOLAS DE SANGRE QUEDO REVIENTA TIMANFAYA Y ........ ......................................... .........................................
Gracias por el trabajo y el artículo, es importante conocer y honrar a las personas que lucharon por la igualdad y la libertad. Conocía a algunos de los que nombran, entre ellos Manuel Fernández y mi bisabuelo Luis Fajardo, es necesario conocer nuestra historia para no volver a caer en el odio y barbarie de esos tiempos.
De acuerdo con el comentario dos de conejero pues parece que los asesinos son sólo los franquistas y no es así porque los asesinos son todos
En Lanzarote no hubo ningún abuso de poder durante la II Republica, hubo libertad para todos y respeto a sus derechos. El sitio donde ha nacido es una excusa para oponerse a este homenaje; se trata de un error lo de Teguise, nació en Arrecife. Como es otra excusa preguntar si se ha hecho "un expediente"; claro que se hizo, el que se llevó al pleno y se aprobó por la mayoría, más que reforzada, con las abstenciones del PP, lo que es poco inteligente y sospechoso; de tal forma, que esa abstención refuerza más aún, si cabe, la mayoría que lo aprobó.
Asesinos son los que asesinan; así de simple.
Asesinos todos
Al 2 y 11, los otros como los llaman, dormían tranquilos, sin temor que se los arrancarán de la cama para darles " el paseito "

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