El próximo 17 de marzo se celebrará la asamblea constitutiva de la Comunidad de regantes de Lanzarote. Será la primera. Lanzarote es la única isla que nunca había promovido una entidad de estas características, que funciona hace muchos años en las islas más verdes.

En la asamblea se tendrán que aprobar los estatutos definitivos, después de incluir las alegaciones que se han llevado a cabo durante el periodo de exposición pública, así como el Jurado de riegos y los órganos de gobierno.

Hasta el momento sólo hay una candidatura, encabezada por Ignacio Romero y hay cerca de medio centenar de solicitudes de propietarios de fincas agrícolas que se han interesado en ser comuneros. Para ello, los interesados deben acreditar únicamente que las fincas son de su propiedad o bien que son arrendatarios, cesionarios o usuarios.

Romero señala que se puede acreditar incluso en el momento de la asamblea. La Comunidad de regantes comenzará a funcionar después de dos años de reuniones y de algún revés por parte de las administraciones.

En abril, el Consejo Consultivo de Canarias rechazó su constitución porque no cumplían con algunos requisitos, como el perímetro de la comunidad de regantes, el “vínculo concreto” entre los miembros de la entidad y los derechos de uso que ostentan sobre las parcelas y sus recursos hidráulicos.

La Comunidad entendía que su ámbito es toda la Isla, mientras que para ser titular de alguna infraestructura de aprovechamiento de agua, logró la cesión de la mareta de “Don Paco Ramírez”, en San Bartolomé, y entre sus objetivos está el de lograr la cesión de maretas, depósitos, pozos, galerías o aljibes de titularidad pública para llevar a cabo su restauración, en caso de que sea necesario, y el aprovechamiento del agua.

La finalidad principal de la Comunidad de regantes es la de “disponer del agua de lluvia que pudiera almacenarse en los recursos hidráulicos existentes en la Isla para hacer frente a los periodos de sequía y a los riegos puntuales que puedan necesitar los diferentes cultivos”.

La finalidad principal de la Comunidad de regantes es la de “disponer del agua de lluvia que pudiera almacenarse en los recursos hidráulicos existentes en la Isla para hacer frente a los periodos de sequía”

También tiene otros objetivos, como recuperar la cultura tradicional del agua con la rehabilitación de los recursos que se encuentran abandonados, impulsar el cultivo de variedades tradicionales de frutas, hortalizas, legumbres o cereales, como la batata, cebollas, papas, calabazas, sandías, melones, tomates, higueras, guayaberos, judías, garbanzos, lentejas, chícharos, centeno, trigo o cebada, y también llevar a cabo una agricultura respetuosa con el medio ambiente que garantice la reducción de las dosis de productos y tratamientos fitosanitarios.

En los estatutos se refleja que se pretende “preservar la calidad diferenciada de nuestros productos agrícolas, así como para procurar el mantenimiento y conservación de los suelos” y que, por tanto, solo podrán utilizar el agua de la Comunidad de Regantes los titulares de cultivos que no utilicen aguas depuradas.

Ignacio Romero señala que el primero de los objetivos es el de rehabilitar y usar las maretas públicas, como las de Guatisea, Ye, La Corona o San Bartolomé y que se va a intentar solicitar la cesión de todas aunque “habrá que ver qué obligaciones tienen porque hay que mantenerlas y restaurarlas, así que iremos pidiendo las que podamos asumir”. El Jurado de Riegos será el órgano encargado de repartir el agua que le corresponda a cada comunero en función de la extensión de su finca y con criterios de cercanía.