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El milagro de Bárbara

Bárbara Reyes entrando en meta en su primera prueba UltraTrail, febrero del 2012.
Rubén Betancort 3 COMENTARIOS 09/04/2017 - 07:57

En las travesías a nado, en las carreras de montaña o en los triatlones, la atención se suele fijar en los grandes nombres que tienen las pruebas, en los que van a ser ganadores. Son pocos los que prestan atención a los que ya son ganadores por el hecho estar ahí, por haber pasado un calvario, por conseguir llegar... por conseguir vivir. El caso de Bárbara Reyes es uno de los que hay que poner en lo más alto de los pódiums. No solo porque siempre que entra en meta lo hace con una sonrisa, sino porque le da igual su tiempo para ayudar a otros participantes a llegar.

Su historia de superación empieza en la primera mitad de la década de los 90, concretamente en julio de 1993. Bárbara Reyes ingresa en el hospital con síntomas que hacían pensar en piedras en el riñón. Tras varios intentos infructuosos de dar con la razón, le diagnostican una enfermedad crónica, Crohn. Después de una larga temporada recibe el alta y regresa a Lanzarote. Bárbara sabía que algo no iba bien. “Estaba desesperada de estar ingresada y no quería volver, pero llegué a la Isla asfixiada, con las uñas azules, sin poder dormir… y me enviaron a Gran Canaria y otra vez me ingresaron”. En los ocho meses que estuvo ingresada se infectó con un virus clínico que le atacó la aorta y que le estaba desgarrando. “Me operaron en fin de año y me rociaron de champán porque es la tradición, según me dijeron; dos meses después salí...volví a nacer”.

Había que adaptarse a la nueva vida. “¿Cómo le dices tú a una persona que hacía atletismo, fútbol, hockey… que no podía volver a hacer deporte? Pues me pasó y no solo eso, tenía que hacer una vida muy tranquila, nada de niños y nada de trabajo”, cuenta Bárbara Reyes. “Decirme eso a mí que soy un saco de nervios era difícil de asimilar”, añade.

A finales de 2010, empiezan a aparecer personas en su vida que le dan un giro. “Mi vida era muy aburrida”, explica. “Estuve estudiando sabiendo que no podía trabajar, hasta que me encontré con Matías Machín y me propuso que intentara correr”. Bárbara recuerda que “las sensaciones eran tan buenas” que dos meses después hizo “la primera Ultra Trail”. “Me costó lo mío pero llegué, no me lo creía, volví a sentirme viva”, subraya.

Después aparecieron Bruno, del Haría Trail Team –“me enseñó muchísimo en las carreras de montaña”- y Fran Delgado -que “me empezó a llevar para adaptar las comidas que puedo hacer por el Crohn con el deporte”-. Otra persona importante que le animó mucho fue Rosy Monagas. “Me decía que nadara, pero no me atraía la idea y ahora disfruto. Aunque sigo siendo la última me da igual, no busco tiempos sino ser feliz”.

Rosy no lo sabía pero le dio el empujón que le faltaba para cumplir su meta: hacer un Ironman Lanzarote. “Mi sueño era hacer el Ironman, la natación me salió de lujo, la bicicleta bien y la carrera, que no era lo mío, no salió como esperaba”, explica Bárbara. Aunque su mejor sensación fue ver cómo la gente gritaba su nombre en la Avenida de Puerto del Carmen. “Me emocionó tanto que la válvula me jugó una mala pasada”, señala. “Había firmado con Fran Delgado acabar el Ironman... y lo acabé”, recuerda con la voz rasgada por la emoción del recuerdo.

Bárbara Reyes sigue buscando retos, pero siempre con cabeza. “Fran Delgado siempre está ahí guiándome y parándome los pies para que mi cabeza no vaya más rápido que mi cuerpo, pero este año me puse como reto la Bluetrail”. Será su primera ultra, aunque asegura que ya está “pensando en la Haría Extreme, carrera con la que he estado a muerte desde el principio”, dice en voz baja, como para que su entrenador no se entere.


Con una válvula cardiaca y una enfermedad crónica de Crohn, el deporte le ha devuelto a la vida

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Bárbara no quiere saber nada de cronómetros, ni de tiempos... quiere vivir, ser feliz, ayudar. “Cuando hago deporte me quiero divertir y quiero que la gente se divierta. Si tengo que pararme a ayudar, me paro y ayudo… así yo soy feliz y eso es lo que quiero, salir con la gente y disfrutar”. Sin ir más lejos, hace pocas fechas hizo la Transgrancaria y paró. “Vi a un compañero que estaba sufriendo y le dije que me acompañara y llegamos a meta, y encima fui la más rápida de mi categoría”. Se enteró de que había subido al pódium casi tres horas más tarde de cruzar la línea de meta.

“La gente me pregunta ¿qué te da el deporte? Lo que me da es mi tiempo, mi disfrute, mi sonrisa. El deporte es mi locura, me permite ser feliz, conocer montón de gente, ayudar...”. Las revisiones médicas continuas han sido siempre favorables. Esos mismos médicos que le prohibían el deporte, siguen sin verlo claro, “piensan que es una locura pero es que las arritmias que me daban estando en casa tranquilita, aburrida, desde que volví a hacer deporte, a mi ritmo, no me han dado, han desaparecido”, comenta la brava atleta.

Bárbara no es de medios de comunicación ni de salir en portadas. Es más, ha costado mucho que acceda a contar su caso. Se ha decidido a hacerlo para ayudar a la gente a que luche por lo que quiere, por lo que le guste, y de paso entender mejor que detrás de la sonrisa del último clasificado o del peldaño que sea en la clasificación, siempre puede haber una historia que puede ayudar a la gente. 

Comentarios

Ídolo de tod@s y Grandisimo Ejemplo de... Si quieres, puedes... Enhorabuena Campeona
Me parece una gran imprudencia por su parte poner en riesgo su vida con estos sobreesfuerzos
Simplemente Barbara Reyes (Barbarita) para los amigos Grande que digo Grande INMENSA...

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