El futuro de las salinas de Puerto Naos
El Plan Insular le reservaba un futuro de rehabilitación y uso público; pero el PGOU de Arrecife tiene otra idea de aprovechamiento para las salinas de Puerto Naos: convertir sus vestigios en un parque urbano que conviviría con un conjunto residencial de 460 viviendas
Aunque las salinas de Naos tienen un relevante “valor histórico, arquitectónico, ingenieril y etnográfico”, su almacén de sal está destruido; la madera de la torreta, carcomida; y el pozo del que se extraía agua del subsuelo (a unos 20 metros de profundidad), lleno de basura y mal cerrado con tablones de madera.
Las trabajadoras —eran sobre todo ellas las que cosechaban la sal, mientras ellos faenaban en el mar— dejaron aquí sus huellas y sus sudores desde los años 20 y hasta los años 70 del pasado siglo, construyendo a mano los tajos y los cocederos en terrazas para salvar el desnivel de la vaguada; abasteciendo de sal a los pesqueros y a las industrias conserveras.
El Plan Insular entiende que debe protegerse el trazado de las salinas, los muros de piedra en planta y la mampostería de los molinos. El único cambio de uso que contempla es un “espacio abierto para actividades de ocio y recreo” y equipamiento para crear un “parque patrimonial” recomendando la madera y la piedra como materiales principales de futuras rehabilitaciones o remodelaciones.
Igual que ocurre con otros grandes patrimonios, este está dividido en dos unidades. Un primer conjunto salinero, entre Puerto Naos y el Castillo de San José, de más de 47.000 m2, y un segundo, más pequeño (12.000 metros cuadrados) detrás de las antiguas naves de Agramar.
Aquí las salinas son más antiguas (datan de 1860), y fueron construidas en barro, aunque en torno a 1920 se forraron de piedra. Su estado de conservación es peor, pero el catálogo de patrimonio etnográfico pide respetar las trazas de piedra. Hay señales de fuego reciente, un colchón, bolsas de basura y restos de electrodomésticos. Tres personas ocupan los restos de edificaciones de las salinas y viven entre las ruinas.
Seis metros de basura
El espeleólogo Alexandre Pérez, miembro del club Uestayaide, ha sacado varios kilos de basura del pozo, que empezó a conocer con mayor detalle en 2015 cuando se le cayó uno de los mosquetones que usa para escalar en la zona. En solitario, ha retirado bricks, latas, envoltorios, botellas de vidrio, restos de aparatos electrónicos, cables, ropa, calzado, restos de comida y residuos médicos y los ha tirado a los contenedores más cercanos. Quedan al menos por retirar 6 metros más de desperdicios.
Pensó en plantear a la Administración y a los propietarios de las salinas el vaciado del pozo, el acondicionamiento del paramento interior y la reposición de una nueva torre de madera para la molina. Su idea es descontaminar el pozo, cerrarlo y usarlo como lugar de entrenamiento de técnicas de progresión vertical. Para eso busca un equipo de personas que monten un rápel, desciendan al pozo, embolsen toda la basura que encuentren hasta la capa freática y la suban.
“No hay compromiso con el patrimonio, ni memoria histórica”, lamenta el espeleólogo, cuyo proyecto se basa en la misma filosofía que plantea el libro El jardín de la sal (Cipriano Marín, Alberto Luengo) y contempla testimonios orales de vecinos de la zona, como Antonio Cabrera González, que recuerda cuando las salinas de Naos no daban abasto y tenían que mandar un barquillo a Costa Teguise para pedir un extra de sal.
El mantenimiento de las aspas y los rotores, de metal, también forma parte de su proyecto y recuerda que si no se cuidan, como ha pasado con las salinas de La Bufona, se pudren. De momento, ha contactado con el Servicio de Patrimonio Histórico del Cabildo y con varias áreas del Ayuntamiento de Arrecife. “El ayuntamiento me ha mandado al Cabildo y el Cabildo, al Ayuntamiento. Los dos me dicen que la propiedad es privada”. Las antiguas salinas de Tomás Toledo figuran registradas a nombre de Residencial Puerto Naos SL.
¿Parque patrimonial o viviendas?
El vigente Plan Insular de 1991 considera de “interés social” la explotación de las salinas y “si así lo requiere su permanencia”, su expropiación. Contempla también que las salinas que sean imposibles de recuperar deben destinarse prioritariamente a usos recreativos o pequeños jardines, y recuerda que las de Arrecife son elementos “de reconocido valor” y que tienen especial importancia “para el atractivo del paisaje”. El PIOL propone un concurso de ideas para rehabilitarlas y dotarlas de un uso “que mantenga en la medida de lo posible su estructura primitiva”.
Si el planeamiento insular protege este histórico jardín de sal —por su significado en el desarrollo de la ciudad— y propone su conversión en un espacio público de divulgación, cultura y ocio; el nuevo PGOU de la capital lo incluye en cambio en una bolsa de suelo urbanizable y susceptible de alojar un conjunto residencial de 460 viviendas, que se construirían sobre la superficie total de las salinas de Naos. Sería una urbanización con una altura máxima de dos plantas que al mismo tiempo debería favorecer “la conservación y puesta en valor de los vestigios [salineros] buscando soluciones de diseño y paisajismo que permitan su adecuada integración”.
Así, el PGOU de la capital propone otra solución para lo que quede de las salinas: convertirlas en un parque urbano. “Se estima positivo tanto para el patrimonio como para los ciudadanos al preservar un valor cultural, faunístico y su funcionalidad histórica-didáctica, además de seguir manteniendo un espacio público”. Esta propuesta de Arrecife pretende corregir lo dispuesto en el catálogo de patrimonio etnográfico del Plan Insular.
Comentarios
1 Anonimo Jue, 09/06/2016 - 10:47
2 yomisma Jue, 09/06/2016 - 22:38
3 Pepe Jue, 09/06/2016 - 22:43
4 Julio luis gutierrez Mar, 14/06/2016 - 03:20
5 Conejero19 Dom, 03/07/2016 - 14:13
6 picapoyos Mar, 26/07/2016 - 12:28
7 NOTODOESCOLORDEROSA Mar, 26/07/2016 - 12:35
8 sal Mar, 08/08/2017 - 21:55
9 Carmen Vera Pérez Mar, 23/11/2021 - 17:32
10 ftancisco j.rod... Lun, 18/12/2023 - 13:14
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