ENTREVISTA | Salvador Leal

“La Cultura es una herramienta social; es un error confundir cultura y espectáculo”

Myriam Ybot 7 COMENTARIOS 06/10/2015 - 07:08

Combativo, exigente con las administraciones y defensor de una Cultura destinada a sentar valores y a transformar el mundo antes que a entretener un rato de ocio. Más de veinte años después de estrenarse como actor en Lanzarote, Salvador Leal combina la enseñanza de juego dramático con la dirección teatral, la escritura y la gestión de la sala Librada, en el centro sociocultural de Altavista.

 

- Ensaya en estos días La casa de Bernarda Alba. ¿Qué tiene esa obra para no perder vigencia, pese a que los lutos rigurosos o el confinamiento doméstico femenino son ya cosa del pasado?

 

- La casa de Bernarda Alba, de Federico García Lorca, es un texto increíble en la construcción de la trama, los personajes, las atmósferas... Pero desgraciadamente, cien años después, se mantienen vivos muchos prejuicios de entonces; valores sociales que no hemos superado del todo. Lo vemos en la gente joven, la vuelta a los mecanismos de control de la pareja y las relaciones en clave de posesión que parecía que habíamos dejado atrás.

- Estrenan en el Teatro Insular el próximo miércoles, 8 de octubre. ¿Una pica en Flandes para una compañía local?

- En realidad no es un estreno porque ya hemos presentado esta obra en la sala Librada. En el Insular tendremos dos representaciones en horario de mañana para los Institutos y otra por la tarde, el miércoles 8 a las 21 horas. Fue gracias a un contacto con las AMPAS que surgiera esta oportunidad. Pero tengo que aclarar que quien representa la función es GaTEA, no Losotroh. Son alumnos y alumnas del TEA, una compañía amateur. Es cierto que yo dirijo y Elena (Guadalupe) participa, así que a veces no tenemos muy claro dónde termina una y dónde empieza otra... Con Losotroh traeremos otra vez a la sala Librada La tortuga y el mar, una pieza de teatro negro que ha tenido mucha y buena aceptación por parte del público aunque no tanto en apoyo de las Administraciones.

- ¿Cómo funciona la sala Librada?

- No tiene continuidad en la programación porque no tenemos capacidad económica para ello. Este año queremos retomar el Festival de Teatro, con cuatro o cinco compañías, financiado por la asociación Ga-TEA. Y cedemos de manera gratuita el espacio a todas los grupos de danza, teatro o música que nos lo piden. Llevamos la sala nosotros mismos, la limpieza, el mantenimiento, el trabajo técnico...

- La compañía madrileña Tarambana trajo la pasada semana Bienvenido, señor La Fuá, una obra firmada por usted... ¿Cómo han ido las funciones?

- La pieza fue escrita por encargo para otra compañía, que quería adaptarla a formato de opereta, aunque como tal no funcionó. Luego montamos la comedia en Lanzarote y también la pasé a los amigos de Tarambana, que la están moviendo por la Península. Aquí tuvimos tres funciones el pasado fin de semana y el público salió muy contento. Hace un par de años escribí también para Nacho Bonacho, amigo y director de Tarambana, un texto que se llama Caos relativo y que han representado en varios teatros.

- ¿Toca todos los palos de la dramaturgia?

- Por necesidad he tenido que aprender muchas cosas. Por vocación me gustaba actuar pero cuando volví a la isla me encontré con que nadie dirigía y tuve que aprender a dirigir. Luego a adaptar textos, a escribir... He hecho un par de cursos, se va aprendiendo...

- La programación del Teatro Insular se va estabilizando y consolidando pese a la crisis y el público se fideliza. ¿Vive la escena un momento más dulce en Lanzarote?

- A unos les va mejor que a otros pero los teatreros nunca hemos estado en muy buena situación y ahora tampoco ocurre así. El concepto del caché ha desaparecido de las compañías, que tienen que buscarse la vida si quieren actuar, salvo unas pocas que entran en determinados circuitos. El problema está en confundir la cultura con el espectáculo. La cultura es una herramienta social; está bien ver un espectáculo pero no podemos quedarnos ahí. Hay que traer cosas de fuera, debemos ver qué se hace por ahí, tener referencias, pero no podemos olvidar la base, el hecho de que la Cultura forma a las personas en los valores que promueve la propia sociedad.

- Precisamente Elena Guadalupe y usted llevan años volcados en la enseñanza de teatro y de juego dramático, fundamentalmente con niños y jóvenes.

- Sí. El objetivo no es detectar artistas ni engordar egos sino ayudar a despertar o fomentar actitudes abiertas a la tolerancia, el trabajo en equipo, la autoestima, el crecimiento personal... Formamos público de teatro y ayudamos al autoconocimiento. Es una crueldad inculcar a un menor unas expectativas de éxito que son muy difíciles de cumplir y que en la mayor parte de las casos van a verse defraudadas. El mundo de la fama y el del arte no tienen nada que ver. Ya decidirán los niños lo que quieren ser de mayores; el gran objetivo debe ser alcanzar la felicidad.

- La actual reforma educativa elimina la música, la plástica, la filosofía, las humanidades como asignaturas obligatorias. ¿A dónde nos conduce esta tecnificación de la enseñanza?

- Este tipo de medidas son efectivas para crear un pueblo de borregos. A largo plazo supone un recorte de las libertades personales, pues si no podemos discernir el pensamiento, tendremos menos libertad de decisión. Si no se nos incentiva la reflexión, el pensamiento, seremos manipulables. En unos años tendremos una generación más consumista y con menos criterio.

- Su voz se ha alzado en varias ocasiones en demanda de infraestructuras culturales. ¿Cómo valora ese capítulo en la actualidad?

- Es cierto que se ha abierto el Centro Cívico y la Casa de la Juventud en Arrecife; y el auditorio de Jameos está operativo de nuevo... Pero además de disponer de espacios hay que plantearse para qué sirve cada uno de ellos, qué usos podemos darles o si hay personal suficiente para rentabilizarlos. Hay más oferta de espectáculos pero nos olvidamos de las escuelas, de la base. Debo decir, de todas formas, que el Teatro Insular tiene un buen equipo detrás, que colabora con las compañías, selecciona la oferta y sabe lo que tiene entre manos.

- ¿Las dificultades para la movilidad entre las islas siguen siendo un hándicap?

- Sí. En Península subes a una furgoneta y te plantas en Sevilla o en Vigo. En Canarias, la movilidad y por tanto la difusión cultural y el acceso al público son mucho más complicados y los artistas no reciben apenas apoyo para los traslados. Pero no es la única asignatura pendiente. En Cultura no hay objetivos, hojas de ruta clara respecto a lo que se persigue, a cuál es el objetivo último de la gestión cultural... Porque hablamos de valores transversales, de un proyecto común que nos afecta como sociedad, no de una actividad puntual con fechas de comienzo y finalización.

- Una consejera en el Gobierno que viene de una isla no capitalina. Un consejero en el Cabildo procedente del mundo de la música... ¿Deberíamos ser optimistas?

- Respecto a la consejera, esperaremos a ver por dónde va su gestión de la Cultura. El consejero del Cabildo, que es músico, podría ser una ventana abierta si le dejan trabajar, lo cual no siempre ocurre. Su primera iniciativa respecto a la Feria de Artesanía me parece correcta. Es cierto que hace un par de décadas en Lanzarote la cultura era sinónimo de folclore y de tradiciones pero ahora el panorama ha evolucionado mucho.

- Y las compañías de teatro amateur, las bandas de música, los creadores y artistas proliferan, a pesar de las dificultades...

- Eso parece. En teatro hay varios grupitos haciendo cosas... Imagina si se ayudara un poco, si se formara, si se articulara el rendimiento en forma de colaboraciones en fiestas y actos populares... En último término, el objetivo de quien crea es compartir su trabajo, es lo que anima y da sentido al esfuerzo, que se reconozca el trabajo mínimamente.

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