0 COMENTARIOS 21/11/2014 - 09:10

El buque 'Tornado' estuvo atracado en el muelle comercial de Arrecife entre el 16 y el 17 de septiembre. Se hizo una jornada de puertas abiertas para que todo el mundo pudiera ver el barco. El segundo de a bordo dijo a la prensa que el buque tenía encomendada la misión de vigilar que el barco de Repsol realizara las prospecciones en el punto que tenía autorizado y no en otro. Así se justificó ante la opinión pública. Evidentemente el motivo era otro: defender al barco de Repsol de cualquier problema, como así ocurrió posteriormente, aunque el barco elegido finalmente no fue el 'Tornado', sino el 'Relámpago', su gemelo. La justificación no tenía mucho sentido porque es de suponer que los más interesados en pinchar donde les han dado permiso son los de Repsol, ya que fueron ellos los que eligieron ese punto y no otro. Además, el ministro de Defensa, Pedro Morenés, contradijo a su Ejército en el Congreso, porque aseguró que el buque se había desplegado “para el control y vigilancia en la zona de exclusión de una milla de diámetro que fue establecida para asegurar las labores de navegación y prospección”.

Dice la Armada en su página web que sus valores están “muy arraigados en cada uno de sus componentes” y que eso les hace “ligeramente diferentes”. No especifica de quién les diferencia. “Las personas, hombres y mujeres, que forman parte de la Armada, se caracterizan por unos valores que se han mantenido a lo largo de la historia de la Armada, valores que se han grabado en los muros de nuestras escuelas”, añaden. Esos valores son: integridad, responsabilidad y sentido del deber, valor, compañerismo, lealtad y disciplina. En la acción contra el barco de Grenpeace, estos dos últimos valores los clavaron. Los otros, al parecer, estaban grabados un poco más arriba.

Precisamente estos dos valores, los de la lealtad (a sus dirigentes) y la disciplina son dos de los más apreciados dentro del Partido Popular. De hecho, son los que permiten mantenerse o ascender. La integridad, la responsabilidad y el valor no están al alza en la calle Génova.

El Ejército tiene una lógica dual: atacar o defender. No les pidan más. Las órdenes no se cuestionan, sino que se obedecen. Más o menos como en el Partido Popular. Para la guerra parece que esta forma de comportarse funciona (al menos a uno de los dos bandos), pero para la política sería aconsejable añadir algún elemento más: el intercambio de pareceres, la escucha, la negociación o la flexibilidad (esa que gusta tanto a la derecha en el ámbito laboral).

El Gobierno de Rajoy se comporta con una lógica militar. No hace prisioneros.

El Gobierno de Rajoy se comporta con una lógica militar. No hace prisioneros. No está tan claro que cumpla la ley pero sí la hace cumplir. En todos los frentes que tiene abiertos ataca o se defiende con las armas del Estado, con la posibilidad de usarlas que le brinda el hecho de haber ganado las elecciones. Lo que pasa es que ya ha perdido toda la legitimidad: por sus mentiras en campaña electoral, sus promesas incumplidas, por defender intereses particulares frente a los generales, por no permitir que la gente se exprese democráticamente o por estar acorralado por la corrupción.

Y parece que no se han enterado. Sólo así se explica que insistan en usar la fuerza (también en forma de multa o querellas) y que les sorprenda que los ciudadanos contesten con las armas que tienen a su alcance. Parece que los muros de las escuelas de la Armada estaban grabados por los dos lados y que el Gobierno frecuentaba esos muros porque, definitivamente, están más preparados para la guerra que para la política.

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