5 COMENTARIOS 25/09/2015 - 07:05

Me dejó intrigado la visita express de Stephen Hawking a las Montañas del Fuego y a una bodega de La Geria, y más intrigado aún al día siguiente cuando aparece el científico más famoso del mundo de visita por Arucas y Teror. ¿Qué hace este hombre dando tumbos por las islas? Pero más sorprendente aún fue descubrir que Hawking estaba de crucero. Había salido del puerto de Southampton en el buque Ventura y se estaba dedicando a hacer las excursiones pertinentes, junto a fontaneros de Barnstaple y funcionarios del Ayuntamiento de Reading (por ejemplo). La noticia me causó tanta decepción como estupor, muy pasajeros. La decepción, producto de la ignorancia, porque había pensado que Hawking había venido a Lanzarote expresamente a ver las Montañas del Fuego por alguna cuestión científica: porque en Timanfaya buscaba las respuestas que no encuentra en los agujeros negros del espacio. Y el estupor, producto de la experiencia, porque no imaginaba a Hawking encontrando alicientes para hacer un crucero de esas características.

La cosa es más sencilla y más satisfactoria. Hawking viaja en barco porque su médico le ha desaconsejado el avión, así que aprovechó esta moderna modalidad de ver mundo cinco horas al día (antes de la cena) para llegar a Tenerife y asistir a la presentación del Festival Starmus 2016.

Reconozco que, por desinterés u olvido, no recordaba que existiera este festival que pretende acercar la ciencia al gran público y que también aúna astronomía, arte y música. El Festival lo creó Garik Israelian, investigador del Instituto de Astrofísica de Canarias y ya se han celebrado dos ediciones. En la de 2011 el invitado estrella fue Neil Armstrong, el primer hombre que pisó la Luna y en el de 2014 fue el propio Hawking, que repetirá el año que viene. En el equipo ejecutivo del Festival también aparece el brillante divulgador científico y gran ateo practicante Richard Dawkins, y en esta edición está previsto que participen como ponentes hasta doce premios Nobel.  

No he visto los discursos de apertura de las autoridades locales en anteriores ediciones pero me los puedo imaginar: el festival demuestra lo importantes que son las sinergias entre los distintos sectores, lo preparado que está el Archipiélago para recibir eventos de gran categoría, la posición privilegiada como plataforma tricontinental, la gran promoción turística que supone un evento de este tipo con grandes personalidades, y, que no falte, el magnífico clima, los paisajes, las playas, la gastronomía y la simpatía de sus gentes.

Pero el caso es que no dejo de pensar que no estaría mal que un año de estos, además de alojar, poner el café y enseñar el Teide a los científicos, pudiéramos anunciar que alguno de los ponentes se ha formado en una de nuestras universidades. Y tendría doble mérito por sobrevivir a la política educativa de este país y a su desprecio por la investigación.

Bienvenidos de nuevo, queridos lectores… y feliz otoño.

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